jueves, 14 de marzo de 2013

Una hora antes de la presentación en Guadix de Los colores de la vida

El fin de semana que presentamos Los colores de la vida en el pueblo donde nació mi abuela, Guadix (Granada), nos invitaron a alojarnos en un palacio del siglo XVII. Una hora antes del acto me retiré a repasar mi guión, porque no me gusta explayarme ni aburrir al público, y ahí estaba yo, absorta en mis pensamientos y muy nerviosa también.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Impresiones en Mojácar


25 de agosto de 2012

Elegí vestirme con piel morena y vestido blanco para la presentación de mi novela en Mojácar (Almería). Me acompañaron muchos y buenos amigos; el día del evento los desconocidos no fueron menos.
Todo estaba preparado para el tercer día a las ocho de la tarde en el chiringuito Tito's. Horas antes me subieron los nervios y busqué en mi interior las mejores energías que transmitir con mis palabras. ¿Lograría enganchar al público? Me costó, pero allí sentada, frente al mar, escuchando a mis músicos ensayar, sentí la fuerza que había salido de mí en las dos presentaciones anteriores; un rayo luminoso, una fuerza de atracción. Lo había conseguido; "eso" me acompañaba de nuevo, supe que todo iba a ser perfecto. En realidad, fue mucho mejor.

Llegaron los amigos y los desconocidos, tomaron asiento, la luna subió a lo más alto, Venus la seguía de cerca. El mar, detrás de mí, me hacía sentir confiada. Empecé a hablar, no sé si rápido o lento, pero conseguí transmitir lo que quería que no eran precisamente las palabras sino las sensaciones. Lo sé porque lo vi en la cara de la gente. Hice reflexiones que todos hacemos pero de las que no hablamos, quizá no lo suficiente.

Después entramos en el turno de preguntas y surgió el debate; el público conversaba, era lo que yo quería, un evento de todos en el que yo no estaba sola, sino que ellos me acompañaban a mí igual que yo a ellos.

Tocaron mis músicos, todos disfrutamos de sus melodías, la vista del mar, la luna en el cielo. Se había hecho completamente de noche. Recibí besos y felicitaciones. Vendí todos los libros, algunos partieron para Madrid o Bilbao. Aún estoy flotando. Nunca pensé llegar aquí.


Impresiones en Guadix

Guadix, 16 de junio de 2012

Había elegido vestido de vivos colores, sandalias de tacón con cristales de Swarovsky y joyería cordobesa (filigrana y azabache) para la ocasión.
Era una manera de honrar a mi abuela pues estaba en la tierra que la vio nacer y presentaba mi novela, de la que era la protagonista. Era todo un evento para mí. Me rodeé de los mejores amigos para este viaje. Nos recibió la mejor puesta de sol sobre el campo "granaíno". Llegamos al anochecer, justo cuando los dorados rayos de sol caían sobre Guadix. 

Pocas veces estoy donde estoy, tengo la mala costumbre de pensar en el pasado o imaginar el futuro constantemente. En Guadix, no fue así. Estaba allí en cuerpo y mente.

Me acompañaban las risas de mis amigos, la gracia andaluza  y la noticia publicada en el periódico sobre mi presentación. Antes de la misma me hallaba pasando las horas de agudo calor en una fresca habitación del palacio del siglo XVI en el que nos alojábamos. Todo era perfecto. Me sentía al nivel de las estrellas, no sé, muy por encima de las nubes.